Dossier de prensa

Críticas recopiladas sobre el trabajo de Gregorio Rodilla

La realidad transformada de G. Rodilla

Las composiciones poco ortodoxas de Gregorio Rodilla llaman la atención por el aspecto no convencional de la presentación de los planos que las estructuran. Hay que decir que el artista está, sobretodo, en la búsqueda la cara oculta de las cosas a menos que se haga portavoz de una realidad transformada a su manera. Sin embargo no es evidente tener la posibilidad de saber donde uno se sitúa, si es a la derecha o a la izquierda o bien si estamos arriba o abajo.

Las superficies están hechas de reflejos que acentúan direcciones perfectamente improbables, lo que contribuye aún más a desconcertar al espectador. Hay además algunos signos u objetos que aparecen “por aquí o por allá“en este extraño Dédalo que no ayuda a aportar alguna racionalidad a la regla del juego.

Se trata, por tanto, de una pintura de difícil acceso, pero es indiscutible que puede apasionar si se encuentran las llaves para penetrar en su misterio.

N.T.L. Ouest France. (Nantes, 27/10/2008)


Gregorio Rodilla es pintor figurativo. Pintor figurativo de una figuración extraña, de imágenes revueltas, vaporosas, sinuosas y tristes; de tristes melancolías ensombrecidas por el tiempo, por un tiempo lejano, muy lejano, más del que se supone vivido, al menos conscientemente vivido.
Tú no eres frutero, le dije en una ocasión. “Sí, pero la fruta la utilizo como modelo para mis pinturas”. La obra de mi amigo Gregorio hace referencias a la fruta, a la verdura, al orgánico producto vegetal traspasado a una naturaleza muerta que se presenta viva, movible, inquieta. De ahí que su pintura se entienda como expresiva o expresionista: alusiones a Bacon, Clifford Still, o a Jean Fautrier y Dubuffet...por aquello de la materia.

La obra de Gregorio Rodilla se manifiesta envuelta en un halo de misteriosa fantasía. Sus imágenes se sumergen en lo insondable de un espacio infinito en donde la  lucha de contrarios se evidencia claramente en su iconografía. Abstracción-figuración-vitalidad y mustio letargo se contraponen, no sólo exponiéndose, mostrándose, sino compitiendo antagónicamente. Su obra nos propone la lucha interna entre la desesperación por la vida y la idea de la muerte. No la lucha por la vida, sino la lucha desesperada por la vida frente e la alineación y necrosis de la muerte.

J. M. Garayo
(Madrid, 03-08-2006)


Gregorio Rodilla

"La compleja simplicidad de las cosas"
Conocí a Gregorio Rodilla a raíz de su exposición en el Centro de Arte Contemporáneo Bouvet-Ladubay. Mi contacto con él fue fluido y caluroso. Su francés, con el pequeño acento de hombre del Sur, hizo más comunicativa nuestra relación.

Según iba visitando las salas de la exposición, intentaba ver la relación entre el artista, un hombre de contacto llano y directo, y su obra compleja y misteriosa.
Sus cuadros, la mayoría de gran formato, eran paisajes, naturalezas muertas, homenajes a la música (magnífico un pequeño cuadro sobre Vivaldi)... Como él me explicaba más tarde, “en la constante de nuestra vida, siempre está presente la parte oculta de las cosas, lo verdadero y lo contrario, lo que es y lo más imaginario que también es. La simplicidad de las cosas es siempre compleja”. Esa era la clave. Estaba ante lo que él quería transmitir : el secreto oculto y complejo de lo cotidiano.

Así se explica el porqué de los cortes y de los diferentes planos en la composición de sus cuadros. El misterio de lo oculto funciona a partir de ese juego de espejos (transforman la realidad sin deformarla) que el artista utiliza como recurso en el desarrollo de su obra.
Nada es gratuito. La utilización del collage y de los diferentes soportes le permiten al artista liberarse en la búsqueda de lo que él llama “la serenidad en la creación” que no es más que la utilización de los medios para la concreción de un objetivo: la visión subjetiva de nuestra vida cotidiana. Se comprende al ver como utiliza el collage. Su obra parte de allí, del Collage: lo utiliza como simple soporte, como “pigmento” manipulando el color ya preestablecido, o simplemente en su concepto más clásico: el papel pegado como elemento de referencia en el que el espectador pueda dirigir su mirada.
Pero el collage en Gregorio Rodilla se complica aún más mezclándolo con otros materiales y diferentes capas de pintura para dar a su obra esa calidad que transmite inquietud y misterio.

Gregorio Rodilla me explicaba que le gusta trabajar sobre madera, porque al ser un material más rígido, puede “manipular” los materiales con más libertad. Considera que la tela es más frágil y con menos solidez y la manipulación le es menos espontánea. En el fondo, él se considera un artesano que trabaja con materiales y colores y que uno de sus grandes placeres está en esa manipulación artesanal.

La última vez que estuve en su estudio de Anjou fue en la primavera pasada. Estuvimos hablando de su trabajo, pero sobre todo de algo que le apasiona aún más que la pintura: la Literatura.  Siempre es agradable intercambiar descubrimientos literarios; y eso hicimos, cambiamos información sobre las últimas novedades.
Cuando salí, no pude dejar de pensar en sus últimos cuadros. La obra se había hecho plásticamente más compleja pero había eliminado elementos que podían perturbar su objetivo: la visión de lo oculto. Creo que el camino estaba trazado.   
 
Max A. Giffrez  (Paris, 2003)


Exposición de Rodilla en Bouvet-Ladubay

Le gustan los juegos de espejo y le permiten representar lo real y lo imaginario, lo material y lo inmaterial, lo dicho y lo no-dicho.
El pintor español Gregorio Rodilla, que comparte su vida y trabajo entre su estudio de Barcelona y su casa en Anjou, expone una treintena de obras  (esencialmente de gran formato) en el  Centro de Arte Contemporáneo Bouvet-Ladubay . Como siempre, el artista sigue un camino muy personal para la representación de los temas de su inspiración:  presenta la parte escondida de la realidad invitando al espectador a prolongar su trabajo en lo imaginario. Con esta importante exposición, Gregorio Rodilla encuentra la justa recompensa de un largo y lento trabajo de madurez.  

La Nouvelle République (08/10/2001)


Gregorio Rodilla o el arte de la percepción y de lo no-dicho

El Centro de Arte Contemporáneo Bouvet-Ladubay organiza la primera gran exposición en Maine et Loire de Gregorio Rodilla.

Lo verdadero sin su opuesto
El camino del pintor se basa en la representación de la verdad y de su misterio que no  debe de estar percibido aquí como la mentira, insiste Rodilla. Es el yin y el yang “pero no el blanco y el negro” continua el artista. Presenta la realidad que percibe y le opone una visión deformada  a través de un espejo. ¡Siempre hay algo detrás!, algo escondido. Se invita al espectador a entrar en el cuadro y a percibir esta parte oculta.

La línea siempre presente
A Gregorio Rodilla le gusta manipular técnicamente la materia que coloca en capas superpuestas. El collage está sistemáticamente presente, escondido debajo de la aportación de materias o, al contrario, muy por delante, vector de la mirada, en una manipulación de papeles de colores. El verde, siempre teñido de un toque de naranja, así como los colores tierra, tienen su preferencia en la paleta de matices. La línea muy a menudo vertical es una constante en la obra, sinónimo de frontera entre lo visible y lo imaginario, lo verdadero y su versión deformada.
Desde los años 1970 trabaja en este sentido. Si crea “Paisaje exterior” , debe oponerle su contrario en “Interior de un paisaje”. El espejo es su juego.
Hoy su pintura es aún más depurada. Su “Árbol de Cléré”  es una representación significativa. El minimalismo se instala e incluso los collages han perdido sus letras. No se interpone algo que pueda entorpecer la lectura propiamente dicha de la obra. Ir a lo esencial y de una manera bastante fría, dejar al espectador captar su trabajo y cuestionárselo.

Bruno Jeoffroy (05/10/2001)


Rodilla o el misterio de lo cotidiano

Gregorio Rodilla se define como "un manipulador a quien le gusta mezclar los diferentes materiales y soportes".

Imposible ser más castellano que Gregorio Rodilla, nacido en Salamanca. Vive desde hace mucho tiempo en Barcelona, en la Cataluña que ha visto nacer algunos de los pintores más conocidos de la Península Ibérica. Durante años reside en París para vivir las corrientes francesas. Pero  ha encontrado en Anjou, su refugio, donde vive y trabaja parte del año.

El artista con un estilo muy libre describe su mundo interior, sus vitales emociones  creando obras muy personales mezclando los soportes con libertad: el papel (con preferencia trozos de afiches) y la madera con el óleo, su técnica habitual: ” Yo soy un manipulador, me gusta mezclar los diferentes materiales y soportes”.

Rodilla pinta la vida: lo cotidiano, naturalezas muertas, la música de Vivaldi  o de Brahms; todo es un pretexto para sorprenderse. Hay cosas que no intenta explicar “Utilizo para mis collages afiches escritos en diferentes idiomas y esto permite a la mente evadirse y actuar con libertad. A mí me interesa un objeto y su lado oculto. Me interesan los espejos, los espacios misteriosos”. Sus obras presentan esta dualidad: lo dicho y lo no-dicho, lo claro y lo oscuro, lo ordenado y lo difuso: “ cada objeto, cada persona tiene siempre un lado secreto y oculto. Cuando quiero transmitirlo, separo estos dos mundos por una línea, un espacio, un corte.”

Sus cuadros dan una sensación de calor. Nada de esta frialdad minimalista (excepto quizá en una de sus telas) que es el privilegio, incluso el estandarte, de ciertos creadores contemporáneos. Puede ser que también el público tenga un formidable “coup de coeur” para con este artista.

B.Gilet (03/10/2001)


Gregorio Rodilla entre Barcelona y Anjou

Ha instalado sus pinceles en Anjou sin dejar de crear con pasión en Barcelona. Rodilla es el más “angevin” de los pintores españoles. Pero español ante todo...

¿Cómo ser arquitecto en Barcelona, la magnífica ciudad catalana marcada para siempre por el sello del anticonformista y generoso Gaudí ? Es posible que hasta los 18 o 20 años, después de una larga inmersión en el medio universitario de Salamanca, su ciudad natal, Gregorio Rodilla no se haya planteado demasiado la cuestión. Cursó estudios de arquitectura, pero fue su ardiente pasión por la pintura –termino genérico de contornos demasiado difuminados – quien poseyó a Gregorio Rodilla, emocionalmente influido por el cubismo de Picasso y por la técnica en libertad de Velazquez. Si los grandes pintores españoles han abierto algunos cauces de influencia en el camino de Gregorio Rodilla, no por ello han recortado la parte de creación pura de este castellano, siempre inspirado  por su propia visión de la transfiguración de lo real en arte.

La pregunta sobre su adhesión a una “escuela de pintura”, o incluso a una referencia a algún “maestro” parece tan extraña a lo ojos del pintor orgulloso de su total independencia que acabaría siendo incongruente. Libertad de creación indómita que se ve acompañada en este caso de una modestia ni siquiera simulada: el artista de  Salamanca, Barcelonés y “Angevin” de adopción, reconoce algunos dotes para los trabajos “manuales”.

Pintura y corriente literaria  

Pero uno no tiene que equivocarse. Qué esté en su estudio de Barcelona, en el bullicio de una ciudad ruidosa, o en su refugio francés, Gregorio Rodilla cumple desde hace 25 años, día tras día un trabajo de parto similar al del escritor frente a la página en blanco. Un recorrido sembrado de lentas evoluciones que le han hecho pasar del estatuto de “pintor del interior” al de “pintor del exterior”.

Siempre podremos ver en la mayoría de las obras de Rodilla, ese alma española inmemorial, sombría, un tanto torturada, cuyo filósofo y poeta Miguel de Unamuno ha podido ser ese punto de referencia  en el que generaciones sacrificadas del franquismo han podido reconocerse . Pero al “sentimiento trágico de la vida” desarrollado por Unamuno, también Rodilla opone en sus obras la explosión de la vida. En los “interiores”  como en los “exteriores” del pintor  siempre hay un haz de trazos de colores vivos que ofrece de alguna manera una lectura más optimista del Don Quijote mítico de Cervantes. Al mismo tiempo, es cierto que Gregorio Rodilla forma parte de su generación. Trufado de cultura tanto española como francesa, ha tomado una vía paralela a la del movimiento literario actual de su país, movimiento que ha visto nacer a numerosos talentos reconocidos en España.

A pesar de haber expuesto en varias galerías de París, Niza o en Bélgica después de Madrid o Barcelona, Rodilla es siempre discreto, en la búsqueda de la “serenidad” para trabajar apasionadamente.

Queda por saber si algún  “amateur” de arte “angevin” se atreverá a llamar a la puerta  de su casa-estudio  para recibir la visión tan singular que un Catalán pone desde hace 30 años sobre los otros sin renunciar a sí mismo.

Alain Mariez (Agosto, 1995)


Los misteriosos paisajes de Gregorio Rodilla

El interior de un paisaje se convierte en algo misterioso a los ojos del espectador después de pasar por las manos de Gregorio Rodilla. El pintor utiliza en sus creaciones una técnica mixta a base del collage. Todos sus cuadros son tan inquietantes que no dejan a nadie indiferente.

Aunque los elementos que utiliza en sus obras son tan universales como lo puede ser un árbol, Rodilla los manipula  para envolverlos de misterio. Aunque no pretendan dar ningún mensaje, sus paisajes no responden fielmente a la realidad. “Son estudios sobre paisajes interiores y exteriores.  En todo paisaje siempre hay una parte oculta, algo misterioso. Quizá sea ello lo que pretendo transmitir, que  el espectador intente adentrarse en la obra”,  explica su autor. Sin embargo, Gregorio Rodilla, considera que sus obras relajan al mismo tiempo que pueden inquietar.

Sus paisajes no responden fielmente a la realidad sino que “se trata de mis propias recreaciones interiores. Cada obra es una auténtica aventura. A veces parto de una idea abstracta o de un simple boceto”.

Aunque a la hora de ponerse a pintar, el soporte no es algo fundamental, sí lo es la técnica. “Me da igual pintar sobre papel, madera o lienzo, lo que sí me gusta es que tenga cuerpo”. En todas sus obras hay composiciones a base de collage. “Utilizo papeles de carteles o de otras impresiones mezclados con mi propia pintura y así utilizo sus colores y texturas junto a los míos”

Susana Asenjo  (03/04/1992)


“Reflejos Paisajísticos” el la exposición de Gregorio Rodilla

Bajo el título “Estudio sobre un paisaje”, Gregorio Rodilla expone en la Galería Varron su última obra como continuación del trabajo presentado en 1989 con la utilización del collage como soporte y pigmento al que añade materia en alguna de sus obras.

El tema principal de esta exposición es el paisaje, con claro dominio del color verde en la práctica totalidad de los cuadros, excepto en “El hombre del pantalón azul”. “Este dominio casi absoluto del color verde, no está influido por la temática, sino que surge inconscientemente. Utilizo este color con tonalidades muy suaves, compensando con naranjas, ocres y amarillos”, afirma Rodilla.
Dentro de un espacio irreal, el artista utiliza elementos del paisaje, como los árboles, la hierba y la atmósfera, todo bajo un cierto ambiente de misterio como consecuencia de los elementos que no marcan una realidad concreta. “Siempre he utilizado el misterio y la ocultación como eje central de la obra, incluso en elementos y temas más concretos como son los retratos”.

Sensaciones
"Todos mis cuadros siguen una evolución de plazos y espacios  sin definirlos en objetos reales sino en sensaciones. Son reflejos de paisajes dentro del mismo cuadro con los que consigo una forma de ruptura que unifica la pieza plástica" añade el pintor.

La exposición está compuesta por once obras de grandes dimensiones, como premisa fundamental “para desarrollar el paisaje”, en las que llama poderosamente la atención la división que el pintor crea dentro de la misma obra, al separarlas en dos partes, en algunos casos, a través con la “ruptura”, y en otras, con una línea que delimita los espacios en los que desarrolla su creación.

José F. Merino (Abril, 1992)


"El poder del misterio en lo conocido"

La obra de Gregorio Rodilla transmite al espectador un mundo oculto, misterioso. Sus cuadros reflejan la cara oculta de las cosas. Un objeto, un detalle, tienen otro significado que el de la simple mirada; a todo se le puede encontrar una nueva visión. Sus cuadros nos permiten entrever, imaginar, transformar la realidad, buscándole el lado oscuro, la cara oculta, la mirada misteriosa.
Con colores intimistas, cálidos, le gustan los tierras y los ocres, nos transporta al descubrimiento de una nueva realidad. El lienzo transmite calor, proximidad. En un cuadro, una cara en sombras se llena de intenciones, de expectativas, de misteriosa realidad. El suspense de una cartelera añeja, la esperanza de una melena frente a un espejo, el esplendor apagado de una bombilla marchita, todo ello nos suspende a la obra, nos permite entrever el brillo, ingresar en otra áurea. Para dar más énfasis a lo expuesto, a la intuido, veladamente en el juego de sombras y luces, el artista emplea el collage, la composición de varias formas, retazos de una realidad que globalizan un momento.

Gregorio Rodilla se inició en la aventura pictórica en los años setenta después de cursar estudios de arquitectura. Su trayectoria artística le llevó a trasladarse de Madrid a Barcelona, donde inicia su contacto con Francia y decide irse a vivir a Paris. Así, a caballo, entre los dos países, va creando su obra, dotándole de vida al cuadro.

“Pinto todos los días, aunque no puedo marcarme un horario rígido. La creación, el autodidactismo, el captar la esencia del movimiento, del objeto, encontrarle el lado novedoso, mirar con nuevos ojos y descubrir que no todo está visto con antelación; que no por conocido un objeto ha perdido la capacidad de asombrar, de hallarle un nuevo sentido. En todo esto encuentro  material ideal para trabajar”

Gregorio Rodilla no se queda en la pintura. A través de su conversación va descubriendo retazos de su fascinación por el cine, la fotografía y la literatura. Se muestra maravillado ante la obra literaria: la creación de personajes, situaciones, el poder de seducción del lector intuyendo, creando sus propios personajes, su propio espacio, su escenografía. Y se reconoce un gran lector, siempre acompañado de  un libro que le apoye en los viajes o en las noches de insomnio

El arte como aprehensión total de la realidad.
“El cuadro, el lienzo, la obra esta viva cuando está puesto que no expuesto, cuando se incorpora a la vida de alguien, pasa a formar parte de su vida y se inicia el sentimiento de propiedad”.

Ana. I. Maestro (Junio, 1989)


Vuelve a Salamanca la obra de Gregorio Rodilla

Hoy se inaugura en la Galería Varron  una exposición de la obra  reciente de Gregorio Rodilla. Ya es la segunda vez que expone en esta Galería, aunque de esto hace ya ocho años, tiempo suficiente que nos proporciona la posibilidad de poder captar la evolución artística de este pintor.

Gregorio Rodilla nació en Salamanca. Estudió arquitectura, profesión que no ejerció para dedicarse enteramente a la pintura. Fijo su residencia en Barcelona y desde hace cuatro años vive en Paris.

En su obra reciente, Rodilla utiliza técnica mixta, fundamentalmente el collage, a base de papel y tela, al que incorpora óleo y, a veces, algo de pastel, lo que le proporciona una gruesa textura, que le confiere una característica que domina en toda su obra.

Gregorio Rodilla consigue del collage cuantas posibilidades ofrece esta técnica. Lo utiliza como soporte, como pigmento, como elemento de textura y creador de espacio. Considera que esta tendencia suya al uso del collage no es gratuita, por cuanto le proporciona unas posibilidades plásticas que con otras técnicas  no conseguiría. Es por ello por lo que Gregorio Rodilla, autocalifique su obra de “atípica” y asegure no estar encasillada en ninguna escuela concreta.
Sus pinturas responden a un concepto creativo propio de un autodidacta, que quiere surgir de sí mismo, ajeno a cuantas tendencias pudieran influirle. Es por ello por lo que puede verse en Rodilla a un creador puro, cuya capacidad queda reflejada en una obra distinta a lo que generalmente abunda por todas partes.

No obstante las apariencias, sus cuadros son muy elaborados. A través de ellos busca algo concreto y no lo deja a la improvisación ni al golpe de suerte, sino que lo consigue con empeño y tozudez. Trabaja su obra como un artesano, con entrega meticulosa, en  un intento de conseguir algo diferente que refleje unos rasgos concretos de fácil identificación, bajo su personal  concepto plástico y su peculiar forma de entender el arte. Para él, la pintura es, ante todo, un riesgo y una aventura, tanto más para aquellos, como Gregorio Rodilla, que no pretenden vincularse a ninguna escuela, ni encasillarse en tendencia alguna.

La exposición que hoy se inaugura en Varron, que cuelga diecinueve obras en técnica mixta sobre madera, una gama homogénea de trabajo concienzudo, es un reflejo claro de lo que Gregorio Rodilla pretende, de lo que es y ha conseguido desde su última exposición hace ya ocho años en esta misma Galería.

J.A.G.
La Gaceta (26/05/1989)


En la Galería Canem está la obra de Gregorio Rodilla que, como es característico de la Galería, nos presenta una muestra que difiere de las demás corrientes que vemos en las restantes exposiciones. En esta ocasión ha traído a un joven pintor salmantino que resido en Barcelona y que expone por primera vez en Castellón.

En la obra de Gregorio Rodilla vemos una preocupación marcada, y que da coherencia a la muestra, por las estructuras y composición de planos. En ellos juega con los repliegues, las luces, espacios, una y otra vez, ordenando las formas y volúmenes, para sugerir una idea preconcebida de un arte lleno de interioridades y profundidades. 

El trabajo de Rodilla no cabe ignorarlo, guste o no guste al gran publico, si no queremos dar la espalda a lo que acontece fuera de nuestros límites. Forma parte de las corrientes de nuestra historia contemporánea de la pintura.

Beatriz Guttmann (16/01/1979)


RODILLA elabora bien sus cuadros, los estructura y compone con rigor, retorna a las cualidades del óleo, aprecia los valores plásticos. La vida de la luz interna, aquella que dimana del cuadro mismo como en nuestros mejores clásicos, pero en pintura de motivaciones actuales, es una de sus constantes. Así como la preocupación por los planos bien definidos, casi con sugerencias de interiores y profundidades, de espacios en los cuales sitúa y ordena las formas y volúmenes de su arte, que sugieren a veces remotas motivaciones surreales.

Es posible hallar en su obra, por ahora, relaciones con tendencias aún vigentes del arte de nuestro tiempo y que estuvieron en alza en los últimos decenios, preocupaciones espacialistas o añoranzas de un arte exquisito, depuradamente estructurado.

No dudamos que se definirá más y arrojará en el camino parte del lastre que aún lo entorpece. Ya se apunta esto en alguna de sus pinturas y dibujos de esta coherente y, en cualquier caso, importante exposición presentada en Canem, una de las primeras del autor con esta amplitud y trascendencia.

Gonzalo Puerto (Enero, 1979)


La serena quietud en la obra de Gregorio Rodilla

Gregorio Rodilla es un joven pintor que hace su entrada en este complejo mundo “de enseñar lo que hace” con su repertorio de obras de serena y firme ejecución, bajo una singular temática: objetos, telas, prendas de vestir..., formas en definitiva, que sugieren más que presentan. Figuras suspendidas, volátiles, sumergidas en alegóricas intenciones.

La presentación la hace bajo la sentencia de V. Van Gogh: "No sabremos decir nunca que es lo que nos encierra, lo que nos cerca, lo que parece enterrarnos, pero sentimos, sin embargo, no sé qué barreras, qué rejas, qué paredes". En estas palabras está parte de la clave de la pintura de Gregorio Rodilla. Paisajes cortados, rotos por el espacio u objeto que ha dejado su existencia y yace ocupando el lugar obligado. Realidades – casi todas ellas con misión, de cubrir – vacías o prostituidas anhelantes de movimiento para conquistar el espacio y motivo, para manifestar su servicio y realidad.

Las obras de Gregorio Rodilla – ya lo hemos dicho – gozan de quietud, de espera, como si el movimiento tuviera que venir por medio de las sensaciones que ocasionan al ser modificadas. Sensaciones que nos sumergen  dentro de su obra y nos hace partícipes activos.

En definitiva, estamos ante un joven pintor, que, dueño del dibujo, liberado de escuelas y academicismos, sabe perfectamente la importancia que comporta todo personalismo, al igual que los riesgos que acarrea.

Leonardo Alarcón (30-Nov-1975)